Blanco de Plomo quiere ser un espacio para los amantes del Arte... un espacio para los que se dejan cautivar por las pequeñas pinceladas... para los que son capaces de ver más allá de lo que ven... para los que al contemplar una pintura, alzar la mirada ante un edificio testigo de la Historia o rodear una escultura, vislumbran el otro entre el tiempo y el instante.

domingo, 16 de mayo de 2010

[.,.,Bautismo.,.,]

Bautismo de Cristo
Bartolomé Esteban Murillo
Sevilla, Catedral
1668
Óleo sobre lienzo





El gran protagonista de la pintura barroca sevillana vivió entre 1617 y 1682. Fue hijo de un barbero (cirujano), de familia numerosa, y huérfano a temprana edad. Probablemente se formó en el taller de Juan del Castillo, pintor discreto, que le despertó el interés por los temas infantiles, de ahí sus cuadros llenos de ángeles y niños...


Empezó su actividad en torno al año 1640 y su pintura está acorde con los intereses de una época. La Sevilla del XVII era una ciudad en crisis, en retroceso económico, hambruna, plagas... momento en el que la actividad portuaria empieza a conocer su decadencia mezclada con la peste de 1649 que merma la población aniquilando a sesenta mil personas... Sevilla era catastrófica: casas abandonadas, falta de mano de obra... y poco a poco se fue extendiendo la pobreza, el hambre, la miseria y... la ruina.

Sevilla reacciona y toma conciencia. Se busca ayuda y protección, sobretodo divina... y es aquí donde interviene Murillo.


Su pintura es tan bella, dulce y colorista que sirve de consuelo y refleja las necesidades espirituales. Su pintura acerca el cielo a la tierra... su pintura crea situaciones afectivas, escenas emocionantes. Murillo desdramatiza la pintura religiosa haciéndola más cotidiana y hogareña... los personajes religiosos son como los vecinos: amables, compasivos, cercanos... Sus personajes están sacados de la vida cotidiana y hace que sean fácilmente reconocibles... así consigue que su pintura goce del favor y del aprecio de todos sus contemporáneos y cotizado por todas las clases sociales.


El acierto de este buen hombre, sencillo, cercano, amable... fue dejar traslucir en la pintura su propia personalidad y saber captar la vida de la calle...


Murillo tuvo diez hijos, siempre estuvo rodeado de niños (hermanos, hijos, sobrinos, nietos...) y esa ternura la traslada a sus lienzos. Niños siempre sonrientes, normales, astutos, dulces.... Murillo gusta porque encierra en si mismo una exaltación a la vitalidad física y moral de un pueblo sencillo abatido por el dolor.


De un Barroco modesto y discreto, comedido y equilibrado... como la propia Sevilla del diecisiete...


Es un gran dibujante, el dibujo será la base de su pintura. Dibujo certero y perfecto.


El Bautismo de Cristo



El mismo año de 1667 en que el Cabildo de la Catedral encargó a Murillo la decoración de la Sala Capitular, le encomendó también la representación del «Bautismo de Cristo» para ser colocada en el remate del retablo de San Antonio, para así subrayar la condición de Capilla Bautismal que tenía este recinto. De esta manera, aunque con un margen de separación de once años, el mismo retablo quedaba adornado con dos excepcionales obras de Murillo.


Esta pintura muestra uno de los más altos niveles de calidad técnica que Murillo alcanzó a lo largo de su producción. Murillo acertó a captar en esta obra un profundo sentimiento espiritual manifestado a través de las actitudes de los dos personajes que la protagonizan, traduciendo una intensa emotividad el semblante de San Juan Bautista y una recogida humildad en el de Jesús. Esta dualidad sentimental se encuentra perfectamente subrayada por el armonioso ritmo compositivo que vincula a los dos personajes, así como por el intenso hálito de placidez natural que emana del paisaje que respalda a las dos figuras.


La ejecución de esta pintura, que debió de llevarse a cabo en 1668, al año siguiente de su encargo, muestra cómo Murillo había asimilado perfectamente las directrices del arte europeo de su época, especialmente las de la pintura flamenca, a través de las numerosas pinturas que pasaban por el comercio de Sevilla, y también merced a las impresiones obtenidas durante su estancia en Madrid, diez años antes, momento en que hubo de conocer probablemente la colección real, rica en pinturas de esta escuela, especialmente en ejemplares de Rubens y Van Dyck.





Murillo... capaz de hacer la magia de la sencillez de un momento tan lleno de divinidad... su suavidad, su claridad, su dulzura... se envuelven en los paños que en sus manos llevan los ángeles... en el rostro del Bautista, en la clama paz del agua, en la quietud de la fuerza del Espíritu...


La fuerza de la música esta en la suavidad de las teclas de un piano... la fuerza de la pintura está en la suavidad de su pincelada...


[.,.,.,Hoy.,.,. la fuerza de la vida está en la vida pequeña y sencilla.,.,., vida que se hace nueva y renovada por el agua del Bautismo.,.,]



Irradiar luz

Renovada en la

Esperanza de la

Nueva vida que en Cristo se

Estrena


No hay comentarios: