Blanco de Plomo quiere ser un espacio para los amantes del Arte... un espacio para los que se dejan cautivar por las pequeñas pinceladas... para los que son capaces de ver más allá de lo que ven... para los que al contemplar una pintura, alzar la mirada ante un edificio testigo de la Historia o rodear una escultura, vislumbran el otro entre el tiempo y el instante.

martes, 31 de marzo de 2009

[...captar el instante...]

Maria
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo sobre lienzo



Uno de las grandes preocupaciones de los pintores a lo largo de la Historia ha sido captar el instante, el momento, ese espacio efímero de solo unos segundos, ¡qué digo unos segundos!, solo unas décimas de milésima de segundo... El instante pasa del presente al pasado, se marchita en el momento, se vuelca hacia el arcón del recuerdo, se asoma para ser visto y deja de ser cuando ya no es... el instante...

He oido decir a los que me conocen que vivo el instante intensamente, será por eso que me embelesa, me suspende, arrebata y cautiva los sentidos todo aquello que se plasma con el deseo de marcar esa pincelada que atrapa el paso veloz por la maravilla del tiempo.

Monet supo captar muchos instantes en su pintura... recodad la Catedral de Rouen, el Puente de Waterloo... muchos instantes del mismo espacio que se tornan distintos en cada lienzo... la mano de Nicolasito Pertusato no dejó un instante de moverse que Velázquez tuvo que mover el pincel para captarla en movimiento... se mueve la barca del pintor en Argenteuil... se mueve el aire en el Moulin de la Galette... se mueven la noche en Auvers... Instantes captados en movimiento, pero muchos instantes en el mismo espacio...

Sorolla capta el instante de luces y sombras, de blancos y crudos... instante de mirada perdida, de pies inquietos bajo la silla... instanticista buscador de la luz... de la paz y la calma de ese preciso momento... cuando uno habla, sus palabras no han tenido más presente que el que los labios han querido darle, antes eran futuro, y despues serán pasado... pero el pintor valenciano deja plasmado el presente para siempre... fue pasado en el momento en que María, con zapatillas rojas, miraba fíjamente y cruzaba los pies, mientras que sus dedos jugaban a la impaciencia del hecho... fue pasado el momento que la luz reflejaba los azulejos (quién sabe si de Manises) y recoratba la regia silla de madera... fue pasado el juego de luces que bañaban el maravilloso traje blanco, puro, límpido de María... fue pasado... si... pero Sorolla ha querido que su instante, el instante de María, el de los pies cruzados, el del juego impaciente de dedos, el de la luz sobre los amarillos y azules.... sea eterno... ha inmortalizado la mirada, quién sabe a dónde, quién sabe a qué, quién sabe con qué pensamiento... quién sabe... Sorolla y su pincel han hecho que Maria quede para siempre en ese instante, inmortalizada en el lienzo mirando allí donde el pinto quiso, o quiso Maria Clotilde...

Cuántas veces hemos anhelado inmortalizar la luz que bañaba el instante en que sentíamos que el mundo era solo nuestro... cuántas veces hemos luchado por parar las manecillas del reloj y no volver ni avanzar... hubiésemos parado el rotar de la tierra para que la hoja más bella del arbol de otoño se quedara suspendida en el aire... quisimos congelar el agua cuando vimos el reflejo del sol de la tarde sobre ella... hemos querido ser inmortales cuando nuestras mariposas se posaban fielmente en el regazo de la pasión y la ternura...

Solo si nos asomamos al balcón de nuestros recuerdos podremos vivir intensamente el instante de luz, de color, de sabor, de tacto, de olor... que guardamos con ardor en el instante que se asoma en nuestra memoria.




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